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¿Tiene la dermatitis atópica un componente emocional?

La dermatitis atópica (DA) está relacionada con una hipersensibilidad inespecífica de la piel y se define como una patología que es crónica, recidivante y de causa desconocida; aunque científicos informan que la atopia guarda relación con una hiperactividad del sistema inmune que da lugar a esta patología inflamatoria de la piel en la que aparecen picores, erupciones cutáneas y piel seca. La mayoría de casos suelen iniciarse en la infancia temprana y las manifestaciones atópicas pueden ir variando a lo largo de la infancia, adolescencia y etapa adulta.


No se ha encontrado aún una causa que explique la raíz de esta patología, sin embargo, los autores Borrero, Rojas, Vélez y Restrepo (2002) señalan que la principal causa es el estrés emocional, seguida de otros factores de riesgo como pueden ser: padres fumadores, factores genéticos, edad de la madre y grado de contaminación al que se esté expuesto.



En el post anterior comentaba la importancia de la salud mental de la madre durante el embarazo y después de él; bien, pues vuelvo a reiterar esta importancia tras leer en un artículo científico que el grado de severidad de la DA es mayor en niños cuyas madres fueron diagnosticadas de un trastorno de ansied


¿Tiene por lo tanto la dermatitis atópica un componente emocional? Según varios estudios científicos la respuesta es sí. Por lo tanto nuestro estado de ánimo puede influir en las manifestaciones atópicas y viceversa. Como citan Cohen & Herbert (1996) “las características psicológicas pueden influir en el sistema inmune a través del sistema nervioso central, de los cambios hormonales y del cambio comportamental; a su vez, los cambios producidos en el sistema inmune generan cambios en la susceptibilidad a la enfermedad”.

¿Qué factores psicológicos se asocian a la dermatitis atópica? - Interacciones negativas con personas importantes para el niño o el adulto; esto aumenta los niveles de estrés que a su vez influye en las reacciones de la piel. - Se ha encontrado una relación significativa entre una alta intensidad emocional y nivel de actividad en niños y adultos con DA. - Las personas que tienen DA y un apoyo social bajo, sensación de soledad, angustia o cansancio sufren empeoramientos de la enfermedad. - La ansiedad y el estrés afectan gravemente al sistema inmune, muy relacionado con la DA; de ahí que se la considere una enfermedad psicosomática. ¿Puede afectar la dermatitis atópica en el plano psicológico? Sí y en el plano físico. ¿Por qué? Pues porque para la persona con DA la sensación y necesidad de rascado de la piel y la estética pueden llegar a influir en su plano social, emocional, personal y actividades cotidianas. Corren así el riesgo de caer en círculos viciosos en los que el estrés emocional empeora la enfermedad y si la enfermedad empeora hay mayor estrés emocional. El picor es muy molesto y puede provocar en pequeños y mayores sintomatologías de insomnio e irritabilidad y a nivel social en niños se han registrado casos de ansiedad, trastornos del comportamiento, aislamiento social y bullyng. Por otro lado, una investigación publicada en el Allergology International expone que existe un alto grado de conductas de hiperactividad, falta de atención y trastornos de comportamiento en niños escolares que presentan eccemas. Muchos de estos niños no pueden tener mascotas ni entrar en contacto con animales, deben vestir de una determinada manera, evitando la sudoración excesiva, incluso ciertos alimentos. Esto en muchas ocasiones les dificulta las relaciones con sus iguales, se sienten diferentes y puede afectar a su autoestima. Incluso algunos de ellos con lesiones severas visibles sufren discriminación y burlas que podrían llevarles al abandono escolar. ¿Qué puedo hacer como padre/madre si tengo un hijo/hija con dermatitis atópica? -Es muy importante involucrar al hijo/hija en el autocuidado: explicarle qué es lo que tiene de una forma adaptada a su edad y fomentar la importancia, por ejemplo, de sus cremas introduciéndolas en sus rutinas de aseo. -Explicarle las consecuencias de un rascado excesivo: en vez de entrar en ese bucle fomentar el aliviar con pequeñas presiones sobre la zona inflamada, aplicando frío y cremas. Esto es importante ya que muchos niños, aunque en determinado momento no exista picor consideran el rascado como un alivio y ante situaciones que implican cierto grado de estrés tienden a rascar de forma automática aunque no exista eccema. -Aumentar su autoestima: ensalzando sus cualidades positivas, reforzando las pautas de autocuidado que va cumpliendo. Ningún niño es igual a otro y es importante educarles en el respeto de las diferencias incluyendo la aceptación de las suyas. A continuación y antes de concluir os dejo el testimonio de una mini entrevista realizada a una madre maravillosa que ha querido colaborar con el blog. Espero que como a mí, nos haga reflexionar a todos y sobretodo que nos ayude a entender un poco más a estos pequeños que algún día se convertirán en adultos. Entrevista especial para PsicoMielina ¿Cómo fue el diagnóstico? “Era un bebé de 4 meses cuando vi sus eccemas por primera vez y me asusté mucho, hasta que me explicaron lo que era y que tenía un tratamiento paliativo de los síntomas porque era una patología crónica de la piel. No se me olvida cuando el médico me dijo: “A este niño vas a tener que tratarlo con guante blanco y mano de hierro” y así fue” (se ríe). ¿Cómo describirías a tu hijo? Inquieto, siempre ideando cosas nuevas. Muy sensible con todos y con todo. Tiene mucho nervio pero es muy alegre, miedoso, amigo de sus amigos, muy curioso…para mí es el mejor (Se ríe). ¿Cómo fue su infancia “Su infancia fue feliz, aunque con sus cosas… Cada vez que tenía que ponerle la crema era una lucha porque no quería, eso sí, rascarse hasta hacerse sangre del nervio que le entraba”. Hasta que poco a poco fue entendiendo que si no se cuidaba había consecuencias, que si se acercaba a las vacas o los perros teníamos inyección de corticoides y así poco a poco tomó conciencia de que cada uno tiene sus cosas y que él tenía que cuidarse la piel”. ¿Y el cole, con los compañeros, qué tal? “En el cole sacaba muy buenas notas y tenía muchos amigos, eso sí, como muchos niños no entendían qué le pasaba en la piel y él tampoco sabía explicar muy bien qué era pues a veces se metían con él y llegaba llorando y yo me sentaba con él a consolarlo, a darle apoyo porque cada uno tiene sus cosas”. ¿Qué le aconsejarías a otros papás? “Que no pierdan la paciencia, que su actitud hacia el niño y la DA es muy importante, que cuando son tan pequeños hay que estar detrás de ellos para que no se rasquen, para que se pongan la crema… pero que merece la pena cuando ves que poco a poco van cogiendo la película y aceptándola como viene”. Mil gracias por compartir esto con todos nosotros. Para concluir… Como citan los autores Grimal y Taube (2008), "en la cultura que se sobrevalora una piel lisa y perfecta, la visión de una piel “sucia” y desfigurada suele acarrear consecuencias como la estigmatización, el rechazo social, limitaciones sociales y la evitación social que se suman a otros factores estresantes en la vida del paciente; por último, se establece un círculo vicioso de prurito y el rascado que puede provocar inquietud en el niño, joven o adulto, así mismo preocupación en sus cuidadores o en toda la familia". Está en manos de todos educar a los niños y niñas, como decía antes, en el respeto de la diferencias y en la aceptación de las propias, y por supuesto en solicitar ayuda a profesionales de la medicina y de la psicología si necesitamos pautas para llevar esto a cabo. Gracias por leerme. ¡Nos vemos en el próximo post!


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